El día de ayer corrí una carrera de 7 kilómetros en la Ciudad de México. Aquí en El124.com les comparto el relato paso a paso de las emociones y los temores que todo corredor tiene horas antes y durante la competencia.
El sábado me desperté un poco cansada por la desvelada y porque el día anterior entrené corriendo casi 8km para la carrera del domingo. El primer error fue haber usado tacones toda la noche y bailar como pirinola. Pero bueno, ese día me propuse dedicarme a descansar y comer lo suficiente para aguantar el domingo.
Comencé por ir a recoger mi paquete de la carrera, estaba ansiosa por saber como iba a ser la ruta, por locura y convencimiento de mi amiga decidí aceptar correr en Santa Fe la zona con más altura, subidas y bajadas de la Ciudad de México.
Había dos opciones o corría 3k que realmente consideraba que ni siquiera valía la pena despertarme tan temprano para correrlos o correr la de 7k que me iba a costar trabajo pero que al final me sentiría más motivada de terminarla que del lugar en el que llegaría.
Mi exceso de confianza me llevó a desayunar enchiladas suizas por la mañana del sábado y por la tarde casi noche comí pasta con pechuga asada; al final no pude cenar porque preferí dormir (estaba cansada del día anterior).
Para esto es importante recalcar que hay que mentalizar la mente a estar positiva antes de la carrera, tomando el descanso necesario, saber que tu desempeño será resultado de haber comido, descansado e hidratado bien el día anterior; no tener ninguna presión aunque a veces te de un poco de nervios el reto.
Dormí tanto la noche del sábado que por supuesto estuve despertándome a partir de las 2 am, 5 am y 6 am. Lllegó la hora de despertarme y me sentí de maravilla porque había dormido más de 8 horas, fui al refrigerador y tomé un yoghurt con fruta y una salchicha, quería estar ligera.
Mi amiga pasó por mí y en el camino íbamos cantando “forever young” nuestra canción favorita, llegamos al lugar de la carrera que estaba alrededor de 3ºC, por lo que estábamos sufriendo por bajar del auto. Pasé al baño, me arreglé la cara, me puse un poco de color en la mejillas y fui directo a la pista donde comenzaría la competencia.
Calenté mis músculos, estiré y comencé a pensar en que ya había estado entrenando por meses para la carrera, dije una especie de mantra para seguir positiva: “Yo quiero y puedo correr estos 7km, ya lo he hecho, esto es fácil” (Lo repites hasta estar concentrada en tu meta).
Lllegó la hora de formarnos y acomodarnos para salir, no sé cuantas personas se hayan inscrito pero calculo que eran aproximadamente 500 personas y que sería una carrera muy tranquila pero con una ruta muy difícil. Empezamos a salir todos y comencé a sentir mi trote para saber a que ritmo me acomodaba para ir calentando y poco a poco incrementándolo.
La música me sirve para concentrarme en mi interior y no en todo lo que pasa en el exterior, a veces cuando me voy cansando trato de poner canciones con un ritmo acelerado para poder seguir, también me pasa que se me olvida lo que estoy escuchando porque voy pensando en seguir corriendo, llegar a la meta y así como en la carrera me enfoco a una meta pienso en las que tengo en mi vida profesional y personal.
La carrera fue muy difícil, nunca había corrido en pendientes tan largas y en altura así que muchas veces me desanimé pero me concentré y decidí como objetivo ir lento y tomar velocidad en las bajadas, llegar con energía para acelerar en el final, terminar si o sí; no poner ningún pretexto para salirme de la carrera, ni pretexto para justificar porque dejé de correr o no llegué a la meta.
La mejor recompensa es cuando llegas a la meta, y no por la gente que te aplaude sino porque hay un juego en tu cabeza en la que te ganaste a ti mismo, a ese yo que decía que no podías terminar; y es ahí donde encuentro la fascinación de correr porque al final del día la competencia es contigo, es con tus tiempos, con tu fortaleza mental y física.
por @SandySokete
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